EL OJO DE CINTLA

SOBREPOBLACIÓN CANINA Y FELINA

Hay que corresponder su lealtad con leyes que los protejan.

Patricia Hernández Goñi – Abril 2021

Foto: Archivo Revista Planeta.

La falta de compromiso y responsabilidad de los poseedores de mascotas, aunado al impacto mediático que el comercio de esta especie genera, ha producido una sobrepoblación alarmante. En México, por ejemplo, anualmente se colocan más dosis de vacunas para perros que las que se colocan para niños; es decir, existen más perros que niños.

Esta relación tiene grandes beneficios en la salud emocional del ser humano; sin embargo, la sobrepoblación canina y felina es un problema de escala mundial que afecta por igual a países desarrollados o en vías de desarrollo. Entre las principales causas -que propician esta sobrepoblación- se pueden identificar por orden de importancia: 1) la falta de regulación en la cría de mascotas para venta, 2) la alta tasa de fertilidad de estas especies y su adaptabilidad con entornos humanos y 3) la invasión descontrolada de la humanidad hacia zonas rurales, que aprovecha la relación humano-canino-felino como modo de transformación del espacio.
Las consecuencias van, desde la propagación de enfermedades, hasta el fomento de actividades ilícitas y peligrosas para entornos urbanos (peleas de animales, enfermedades transmisibles y envenenamientos masivos, entre otros).

Una estimación económica realizada en Estados Unidos calculó que el costo del control de la sobrepoblación de perros y gatos tiene un valor anual de 284 mil millones de dólares, sea por depredación de animales de traspatio, ausencias laborales por ataques o accidentes, propagación de enfermedades, infraestructura para el sacrificio rutinario y/o extinción de especies silvestres.
Por lo anterior, podemos asegurar que para controlar la sobrepoblación de estas especies, debemos actuar sobre la irresponsabilidad del humano (sean propietarios, responsables de salud, autoridades regulatorias de la compra-venta de animales y/o instituciones educativas) a través de marcos jurídicos adecuados y la educación sistemática para el fomento de una cultura de tenencia responsable de animales de compañía.

Está demostrado que la estrategia más inteligente para el control de la población de animales de compañía, es una combinación entre el aumento de regulación e impuestos a los productores de mascotas, y el financiamiento -mediante subsidios- para la esterilización de estos animales.

Foto: Archivo Revista Planeta.

Causas de la sobrepoblación canina y felina
Según datos generados por la organización Pro Animal Campeche A. C., el 56 por ciento de los poseedores de perros desean reproducir a su mascota. Aducen -principalmente- razones como “quiero tener descendencia de la mascota”, “quiero que mi perra/o conozca la maternidad/paternidad” o, “me gustan los cachorros”.

En el caso de los gatos, la principal causa de sobrepoblación es su altísima tasa de fertilidad, una pareja de gatos puede engendrar al cabo de siete años 420,000 individuos. Los gatos son extraordinarios cazadores que pueden sobrevivir en ambientes humanos donde obtienen fácilmente alimento, ya sea directamente (por las bolsas de basura y desperdicios en calles), indirectamente por el incremento en poblaciones de roedores o, por la depredación de fauna silvestre (aves, nidos, reptiles, etcétera).

Problemas derivados por la sobrepoblación canina y felina
Las afectaciones más comunes con relación a la sobrepoblación de perros o gatos son:
– Manadas de perros o reunión masiva de gatos vagabundos.
– Presencia de animales agresivos.
– Exceso de excrementos y problemas con la basura.
– Cadáveres y atropellamientos de perros o gatos en vía pública.
– Violencia de personas hacia los perros o gatos y tratos crueles.
– Envenenamiento masivo de perros o gatos.

Este tipo de eventos debe ser abordado por una política pública que reconozca su complejidad, de modo tal, que se diseñen políticas coordinadas y que involucren a varias entidades administrativas. A estas alturas es notorio que el problema no es sencillo, salvar un solo animal requiere la voluntad de múltiples personas y la acción coordinada de varias instituciones. El panorama se complica aún más ya que en la lista de donantes, filántropos y entidades públicas, los animales están en el último peldaño. Por eso quienes aspiran a dedicarse a la protección de los animales deben trabajar en varios niveles, muchas veces con pistas vagas y por caminos difusos. Un apostolado que no es compartido por la mayoría de los humanos.

Pero es claro -para todos los que realizan este tipo de acciones-, que las medidas correctivas son el último recurso, que siempre es mejor la prevención: Hay que actuar antes que lleguen los perros y gatos a las calles, antes de que los violenten, atropellen o sodomicen. Hay que actuar antes, para tener animales de compañía saludables y que no representen un riesgo sanitario para ninguna población o grupo. Habría que corresponder su lealtad con leyes que los protejan, leyes eficaces, de observancia general e iguales para todos.

 

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