(Obra de Teatro)
Como todas las tardes, Ester y Liza se echan en el pasto del campo de pelota y dan rienda suelta a la charla. No tienen collar ni distintivos que no sean las manchas pardas de Ester y el pelo azabache de Liza.
E• Esta vida de perros, como dicen, cada día me gusta más.
o . Sí Ester, a mí también sobre todo ahora que nos atraparon pa’ meternos cuchillo. ¡No más cachorros! Esa señora, que no te cayó nada bien, por cierto, fue muy buena onda en llevarnos como si fuéramos sus mascotas, a la campaña de esterilización. Tú nunca quisiste tener hijos, pero cualquier día te agarraban desprevenida aunque te las des de muy correlona, ya ves a la Cigüeña, era como tú, hasta que le llegó el macho que la preñó y de ahí pa’l real…no paró, ¡mírala cómo anda! Toda desnutrida. En cambio yo ahora, mira ¡hasta cinturita tengo!
E• Ay Liza, ya eres la misma de antes… ahora andarás de pata de perro por ahí…
o. ¡Pues sí Ester!, igual y así me encuentro a unos buenos am…
E• ¿Amos? ¿Para qué los quieres?
o. ¡Ah! No te hagas a la indiferente…tú también eres muy querendona, cuando alguien pasa y te apapacha ¡bien que se te mueve la colita!
E• Sí, pero nomás de pasadita, no quiero que me encierren…además ¡son traicioneros! –
o. Bueno Ester, eso de la encerrada tiene sus beneficios… –
E• ¿Ah sí? ¿Como cuáles? ¡A ver!
o. A ver pues…comida saludable, de esas galletitas duras de sabores que no dan retortijones de panza y tampoco nos huele el hocico a cementerio…
E• ¡Grrrrrrrrrrrr!
o. ¡Órale Ester, no te enojes! Acuérdate cómo estabas ayer por ese pedazo de carne envenenada que te dio el “buena onda” de la esquina…
E• Ah Liza ¡ya ves! ¿A esa clase de amos quieres? Ya me veo adentro de una casa ¡muuuy apapachada! y del otro lado de la reja otra ilusa como yo, comiéndose el “regalito”. No… yo no le entro, no me cae bien el trato “humano”. No los entiendo…Ya ves lo que le pasó a la Panda, nos fuimos a dar la vuelta al gallinero, – ahí… donde siempre encontramos higaditos, pero cuando llegamos, la Panda – -que es nueva por aquí- no conocía el alboroto de las gallinas, se puso nerviosa – y las correteó, entonces todos corrimos tras ellas y andábamos en esas cuando sale el supuesto “mejor amigo del perro” que siempre nos tiraba los restitos, con una escopeta y que se truena al Pinto, al Escaramuza, a la Cigüeña y por último ¡a Panda le cayó a machetazos! Yo alcancé a morderle el pantalón y recibí una patada que me aventó del otro lado del corral y pude huir. La Panda no murió, se arrastró hasta su casa y la llevaron con el veterinario. Todavía la estoy esperando, dicen que está bien, pero ya no la dejan salir. ¡Ya ves! ¡Ni entre ellos mismos pueden confiar! La Panda me contó que nació en uno de los pocos montes que quedan de un fraccionamiento que se llama “Montebello”. Su madre, “La Capuchina” era la consentida de la cuadra y los vecinos le daban comida y estaban pendientes de ella. Tuvo cinco cachorritos: la vaquita, Lassie, Panda y otros dos que no alcanzaron nombre porque llego la máquina excavadora al monte para limpiarlo y quién sabe qué fue de ellos, desaparecieron. Entonces los vecinos optaron por adoptarlos. Los amos de Panda se mudaron para acá, al campo y durante dos años no hubo acontecimientos que alteraran la paz, hasta que sucedió lo del gallinero…una amiga del ama de Panda le dijo: “Eres una madre muy permisiva”. Al día siguiente subieron la albarrada de la casa…La Capuchina (madre de Panda) se quedó en la cuadra, sin sus hijos, pero no corrió con suerte, a los pocos días, una de las vecinas que no le gustaba que entrara la Capuchina a su jardín, llamó a la PM (perrera municipal) y se la llevaron. No quiero decirte lo que ahí les pasa…no son buscadores de hogares, son aniquiladores de perros ¡y de qué manera! Sólo dan uno o dos días en espera de que el dueño de algún perro llegue a rescatarlo, y ahora sí por suerte otro vecino de la cuadra de Capuchina vio la camioneta que se los llevaba y la reconoció entre todas las cabecitas de los perros que saltaban apelmazados en la reducida cabina. La recuperaron y la llevaron directamente a la clínica para esterilizarla y buscarle hogar. Pero la Capuchina no aguantó el cambio de vida y se escapó. Ahora andará en la calle de otro fraccionamiento llamado “las Américas” donde espero que no sea “descubierta”.
o. Ay Ester, me encantan tus cuentos…
E• ¡No son cuentos! Son verdades.
o. Mmmm, en eso tienes razón Ester, pero mira, hay de todo. También entre nosotros hay sus “traicioneros”. Qué dices de los Pitbulls, de los Rotweiller, de los Doberman…
E• Ah bueno, pero a esos los entrenan para ser así.
o. ¡No! dicen que son así por instinto, que es de raza…y ¡además! también están los celos. Perros y humanos por donde los quieras ver, marcan su territorio. Y bueno para seguir con tu pregunta de cuáles son los beneficios de ser adoptados, pues te diré: las vacunas, el agua, las colchitas, los baños quita pulgas, los…
E• Bueno Liza ¡ya basta! vas a empezar con tu cursilería, ¡está bien! Vamos a hacer “un buen trato”. Cuando tú te vayas “del otro lado de la reja”, yo te seguiré, pero desde afuera. Te contaré mis aventuras y tú compartirás los “beneficios” de tu nuevo hogar. Le contaré a la pandilla si te va bien y tú recomiendas al que se anime a vivir del otro lado de la reja. Mientras, yo, que ya probé la carne con veneno me cuidaré de no caer en esas tentaciones. Pero tratemos de encontrarte un hogar que tenga rejas…si no, cómo nos veremos si te llevan a uno de esos cuarteles, tendré que estar saltando para alcanzar la cámara del interfon y verte la cara…
o. Jajajajajajaja ¡Ester! Sí que me haces reír.
E• Por cierto, ¿Viste a los changos que trajeron los del CIRCO SOLOHOY? ¡Los tienen amarrados en unas cuerdas a pleno sol! Hay unos que ya tienen el trasero hinchado y ¡bien rojo! – Liza se revuelca de risa en el pasto, Ester juguetea con ella y le urge a decir de qué se ríe, su dialogo entre gruñidos, retozones, mordiditas y brincos son un deleite para el ojo curioso que observa y aprende…
o. Ester, esos changos con traseros hinchados y rojos son Papiones Sagrado. ¡ya los traen así! -Ester que no da su pata a torcer insiste…
E• ¡Bueno! pues a los otros les quedarán igual si los siguen teniendo en esas condiciones. Y qué me dices de los elefantes que ya traen los colmillos !como si fueran dientes de leche!, y de las profundas grietas que tienen en su gruesa y dañada piel, provocadas por las picadas de cuñas de acero para enseñarles a pararse en sus dos patas traseras y luego de cabeza con las delanteras, una y otra vez ¡Con todo ese peso que se cargan! Ya los quisiera ver a ellos de cuatro patas cada vez que nosotros moviéramos la colita,! pa que aplauda la gente!
o. No te creas Ester, ellos también hacen cosas ridículas y dolorosas con tal de ganarse el pan.
E• Sí, ¡pero ellos pueden elegir!
o . No todos. Muchos han perdido esa capacidad, también tienen a sus líderes y a sus oprimidos, pero no nos enganchemos en la política, volvamos al tema.
E• Pues sí, eso merece otros ladridos…. Recuerda también lo que hacen para cuidar sus famosas hortalizas “orgánicas” como no les pueden echar pesticidas, para protegerlas de los depredadores ponen venenos prohibidos como el “denate” en algunas frutas como la papaya y las dejan ahí para que se las coman las iguanas, y de paso algunos gatos y perros “vegetarianos” mueren destrozados por dentro. Como no les enseñan a hacer bien las cosas o les da flojera preparar los remedios naturales para ahuyentar y no matar a sus hambrientos visitantes, optan por lo fácil y rápido sin pensar en el daño que causan. ¿De qué lado quieres estar Liza?
o. Bueno Ester dices las cosas de un modo que me haces dudar…lo que te puedo decir es que lo único que detiene mi deseo de estar en un hogar del otro lado de las rejas es, ¡Que te voy a extrañar! Ester y Liza continúan su charla plácidamente, sin percatarse que una camioneta de la PM se acerca sigilosamente para no alertarlas, pero la Cigüeña, que sobrevivió al ataque del granjero quedando coja de la pata trasera, se las ingenió para llegar hasta ellas y avisarles del peligro. Ester se incorporó torpemente pues llevaban horas charlando sin pensar en el tiempo transcurrido, pero con una rápida sacudida empujó a Liza para que corriera. La Cigüeña se echó en el pasto. No podía caminar más. Los hombres bajaron con sus redes y Ester aceleró el paso al mismo tiempo que ladraba con furia.
E• ¡Corre Liza Corre! ¡Mira! Se abre el portón de esa casa y saldrá un carro… ¡escabúllete ahí! ¡Yo mientras distraigo a éstos para otro lado! La voz firme de Ester no dio lugar a dudas y Liza obedeció. La red del hombre más ágil rozaba la cola de Ester que escoltaba a Liza, con cada roce Ester se agitaba sintiendo lo que vendría si la alcanzaban… por fin logró dar la vuelta en dirección contraria de Liza y los hombres la siguieron. Ester regresó por la cigüeña, no podía dejarla ahí. Otro hombre había bajado de la camioneta y las rodearon tendiéndoles una gran red. Liza alcanzó a entrar en la cochera antes de que ésta cerrara nuevamente. Sobre el campo de pelota sólo se oían las ruedas del vehículo donde se llevaban a Ester y a la Cigüeña… Liza fue aceptada en la casa y durante una semana la alimentaron y prodigaron cariño, pero Liza no respondió, estaba echada, sin comer, abría los ojos sólo cuando escuchaba un ruido semejante al de la camioneta que se llevó a Ester y los volvía a cerrar. El matrimonio que la adoptó decidió dejarla ir para ver si vivía estando afuera, le pusieron un collar para que no intentaran llevársela otra vez. Liza se dirigió al campo de pelota y ahí permaneció día, tarde y noche. Cuando reunía fuerza subía a lo más alto de las gradas de la cancha para ver desde ahí si Ester había logrado escapar y regresaba a su hogar…no perdía la esperanza. Pero su pelo su pelo azabache y reluciente se fue opacando hasta fundirse con el césped del campo de pelota. Como una mancha indeleble. Ahora ahí se reúne otra pandilla de perros y recuerdan la leyenda de Ester y Liza, pero ellos perciben con su olfato el olor de lo que es una historia. Las voces que pregonan libertad, de una u otra manera caen tras las rejas, y no de las elegidas precisamente sino de las impuestas por circunstancias ineludibles. El perro es el mejor amigo del hombre, hagamos al hombre, el mejor amigo del perro.